Viana do Castelo - La joya por descubrir

Apr 11

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Un recuerdo de uno de mis viajes más preciados: explorar la joya oculta de Viana do Castelo. Esta encantadora ciudad, con su discreta elegancia y encanto, se ha convertido en parte de mis recuerdos de viaje, un capítulo de mi historia que siempre volveré a visitar con una sonrisa.

Enclavada en el norte de Portugal, esta encantadora ciudad suele quedar relegada a un segundo plano frente a su vecina más famosa, Braga. Pero déjenme decirles que Viana do Castelo es un tesoro por descubrir, y es el destino perfecto para una excursión de un día desde Oporto.

Mientras deambulaba por las calles empedradas de Viana do Castelo, sentí que había tropezado con un oasis secreto. Lejos del ajetreo y el bullicio de las multitudes de turistas, la ciudad desprendía una sensación de tranquilidad y autenticidad que cautivó de inmediato mi corazón. Cada rincón parecía susurrar historias de siglos pasados, desde el majestuoso Castelo de Santiago da Barra que vigila la costa hasta el sereno Templo de Santa Luzia, encaramado en lo alto de una colina con vistas panorámicas, uno de los puntos culminantes de mi visita, encaramado en lo alto de una colina con vistas a la ciudad y a las brillantes aguas del océano Atlántico. Mientras contemplaba las impresionantes vistas panorámicas, sentí que me invadía una sensación de paz, un momento que siempre atesoraré. Cada rincón de Viana do Castelo está impregnado de historia y cultura. El moderno Centro Cultural de Viana do Castelo, diseñado por el renombrado arquitecto Eduardo Souto de Moura, es un testimonio del diálogo permanente de la ciudad entre su pasado histórico y su futuro innovador.

Pero en medio del esplendor histórico, fueron las pequeñas delicias las que realmente captaron mi atención. ¿Quién podría olvidar el tentador aroma de las "Bolas de Berlim" recién horneadas? Estas delicias recubiertas de azúcar, rellenas de crema de huevo, son la quintaesencia del patrimonio culinario de Viana y ofrecen el sabor de la tradición en cada bocado.

Mientras seguía explorando, me maravillé con el tapiz arquitectónico que define Viana do Castelo. Desde las callejuelas medievales de su centro histórico hasta la grandeza de la Praça da República, adornada con fachadas renacentistas, la ciudad combina a la perfección lo antiguo con lo moderno. Y no olvidemos las maravillas modernas, como el Centro Cultural de Viana do Castelo, testimonio del compromiso de la ciudad con la innovación y el enriquecimiento cultural.

Por supuesto, ninguna visita a Viana do Castelo estaría completa sin disfrutar de sus delicias gastronómicas. Desde el icónico "Bacalhau à Viana" hasta el sabroso "Arroz de Polvo" y la "Sardinha Assada" a la parrilla, cada plato cuenta una historia del rico patrimonio marítimo de la región. ¿Y qué mejor manera de complementar estas delicias culinarias que con una copa de Vinho Verde, un vino fresco y refrescante que resume a la perfección el espíritu de la región?

Pero más allá de sus maravillas arquitectónicas y tesoros culinarios, lo que realmente distingue a Viana do Castelo es su vibrante escena festiva. Ya sea participando en las coloridas procesiones de la "Romaria da Senhora d'Agonia", sumergiéndose en las tradiciones folclóricas del "Festival de Folclore Alto Minho" o bailando toda la noche en el "Festival Neopop", siempre hay una celebración esperando a ser descubierta.

Pero quizás lo que hizo que mi experiencia en Viana do Castelo fuera realmente especial fue la calidez y hospitalidad de los lugareños. Desde el momento en que puse un pie en la ciudad, me recibieron con sonrisas genuinas y conversaciones amistosas. Fue como si me recibieran en casa de nuevos amigos, deseosos de compartir su amor por su querida ciudad.

Brindo por Viana do Castelo, un destino que me dejó recuerdos para toda la vida. Y para todos los viajeros, no paséis por alto esta joya escondida en vuestro próximo viaje a Portugal. Créanme, no se arrepentirán.